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Marta Harff: La mujer que recuperó su nombre

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  • Profesión: empresaria
  • Empresa: Perfumum Bue
  • Edad: 71 años
  • Después de trabajar 20 años en una empresa que provee jabones a baños públicos, Harff forjó un imperio asociado a los productos de cuidado personal. Sin embargo, luego lo vendió a un grupo inversor extranjero y la empresa quebró en 2006. Pero dos años después volvió al ruedo

En esta parte de mi vida la clave es el disfrute”, dice Marta Harff y minutos después comparte algo que para ella es un orgullo: un Excel online al que tienen acceso todos sus empleados y franquiciados que muestra que en agosto último el promedio de facturación de los locales de Perfumum Bue, su emprendimiento de aromatización de ambientes, fue del 71% por encima de la inflación.

“Yo le digo a mis franquiciados que tienen que ir con anteojeras como los caballos porque no solo podemos sobrevivir a esta situación sino que podemos superarla”, cuenta y muestra que, más allá de la búsqueda de placer, tiene un motor interno vinculado al gusto y la necesidad que tiene de trabajar.

Y algo de lo que no habla demasiado es que su carrera comenzó en las antípodas de lo que luego significó su nombre ya que trabajó 20 años en una empresa que provee jabones a baños públicos que no menciona porque es propiedad de su ex marido. “Fue una experiencia muy fuerte mía. Yo estaba estudiando y había trabajado en otros lugares, pero lo que fue fundamental en mi desarrollo fue ese emprendimiento. Hicimos realmente un desarrollo del producto a prueba de que no lo pudieran violentar y aparte concientizamos que había que darlo y ahí empecé con los jaboncitos para regalar”, contó.

Primero hizo una manzana con aroma a manzana. Luego otros con forma de limón, nuez y huevo y como no tenía packaging los exhibía en stands que simulaban ser verdulerías.

“Fue un boom y me vinieron a buscar desde Harrods hasta Casa Tía, pero yo tenía claro que esos jabones no eran para consumir y yo venía de una propuesta de consumo. Pensé en aprovechar esto de las frutas y agregar líneas integradas por shampoos, espumas de baño, sales, cremas, talcos, todo de alto nivel como había visto en el exterior”, relató y ese fue el origen de los locales Marta Harff que crecieron durante los 90 en coincidencia con el boom de los shoppings.

“La empresa creció hasta tener 40 locales y en 1999 le vendí la mayoría a un fondo inversor norteamericano con un proyecto de duplicar sucursales en un año y cuadriplicar en dos años más”, prosiguió. Sin embargo, por diferencias con los inversores, Harff dio un paso al costado a comienzos del 2001 y cuando la empresa quebró en 2006 fue una acreedora más con la carga de que la empresa que quebraba llevaba su nombre.

“A mí me afectó desde lo que para mí significaba una quiebra que es no pagar y dejar a la gente lastimada. Eso lo viví yo como alguien lastimado doblemente pero resultó ser que la gente me rescató por algún lado. Los fabricantes que me conocía me decían ‘vos tenés que volver’ ?vos tenés que hacer lo que hiciste, nadie ocupó el mercado’ y ahí me puse a pensar”, confió.

Buscaba hacer algo totalmente diferente con una propuesta premium pensada para la esquina de Arenales y Paraná y recordó unas varas de perfumes de ambiente que había visto en Italia. Pero no las pensó como un objeto de regalo sino para que cada cliente aprendiera a perfumar su casa, lo cual da lugar a la reposición.

Hoy la empresa Pefumum Bue tiene 16 locales en el país (tres son de Harff), dos en Brasil y uno que está por abrir en Chile. Su facturación en 2018 fue de $50 millones sin IVA y para acceder a una franquicia el interesado debe desembolsar US$30.000 entre el canon de ingreso, el costo de poner el local y el capital de trabajo. Sin embargo, la empresaria no acepta a cualquiera: solo le interesan locaciones que puedan funcionar y personas que se involucren personalmente en el emprendimiento.

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